Una degeneración continua

Lo que podría considerarse una suerte para los estudiantes españoles, el derecho a la educación, actualmente no es percibido como tal, sino que más bien es con frecuencia visto como un negocio, visión que deteriora la calidad de este si solo es tratado como un beneficio individual. Un crimen que no posee un único culpable y de ser así, no sería otro más que la sociedad.


Los cambios a lo largo de las últimas décadas han sido numerosos, no tan solo por la llegada de Internet y la revolución de la enseñanza que ha traído consigo, sino también por la llegada de una crisis económica caracterizada por aumentar el número de profesionales en el sector educativo. Algunos, sin vocación se han decantado por ser funcionarios que cumplen la labor de enviar tareas sin poseer habilidades sociales o frecuentemente, sin el interés por desarrollarlas. Un ejemplo de esto, son los arquitectos, quienes tras su fracaso laboral comenzaron a presentarse a las oposiciones de maestros de matemáticas. Actualmente, tras más de diez años, los docentes puramente matemáticos especializados en pedagogía solo conforman el 53% de los profesores en España según informa el periódico español 20minutos. Es por estas razones por las que la calidad de enseñanza en España se posiciona inferior a la media europea en un estudio realizado por PISA (Program for International Student Assessment) recientemente.

En contraposición, actualmente es posible encontrar lecciones a través de las redes sociales cuyo emisor suele ser una persona que sí realice su trabajo con fruición. Dicha actitud, es propensa a cambiar las tornas de dificultad de las asignaturas para los estudiantes, pues si se posee verdadero interés, se puede llegar a enseñar de forma rápida y efectiva aquellas lecciones más tediosas o arduas. Además, una ventaja que posee Internet es que aquellos interesados en aprender y enseñar no tienen una normativa que cambie con los años como sí lo tiene el sistema educativo. Aunque pueda parecer una diferencia menor, esto resulta a largo plazo una gran diferencia para quien imparta las lecciones.

En conclusión, la economía y el Estado son dos factores importantes que continúan favoreciendo una formación más escueta, estresante y desmotivadora para los estudiantes. Por esto, la solución al estado actual del sistema educativo debe comenzar desde una estabilidad económica y apoyo por parte del Estado. Los resultados serían como las medidas, utópicas.

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