Cada año en diciembre se planta en cada individuo la semilla de la esperanza con la idea del nuevo año como una nueva aventura en la que el jugador comienza impoluto con todos los conocimientos del año anterior pero, sin los errores que engendraron su experiencia. Esta esperanza no es solo próspera para los ciudadanos, pues las empresas son las que mayor beneficio obtienen del estado de ánimo del cliente durante un tiempo plagado de altibajos que se corresponde con el intervalo de tiempo desde diciembre a enero.
Los regalos que tanta ilusión hacían a los jóvenes y a los adultos, terminan como los propósitos de año nuevo, empolvados sin recaudar la suficiente atención. Aunque, el ánimo con el que se descubren los presentes cada año parece disminuir pues según el medio de información "Antena 3" el 71% de las personas fingen estar encantados con sus regalos de Navidad. Por este tipo de hechos, cada vez es más común ofrecer dinero en lugar de un objeto material, especialmente, entre los jóvenes debido a que el dinero siempre les puede ser útil. En este sentido, se pierde el objetivo de sorprender y se valora más el pragmatismo.
Este deseo del dinero en efectivo se relaciona con un artículo publicado en este blog: "Una recalcitrante sordera". A pesar de que en un inicio es difícil encontrar las similitudes, estas existen. La primera relación a comentar es el foco de atención global en los dispositivos inteligentes de sus bolsillos en lugar de en sus seres queridos. En muchos casos anteponen el uso de estos dispositivos a sus propias vidas manejándolos mientras conducen. Por otro lado, una consecuencia derivada del punto antes comentado es la insensibilidad que crea en los entornos familiares desatenderles para prestarle atención a una máquina, como resultado en lugar de escuchar realmente e indagar en qué desea recibir la otra persona, se busca un regalo general que le pueda gustar a la gente de su edad o género.
La ausencia de interés por los gustos de los demás tiene como consecuencia que el tiempo dedicado a la indagación del mejor regalo posible se reduce y por tanto, el 71% de las personas fingen sus alegrías al abrir los regalos de Navidad, como fingen el interés por los gustos ajenos a los suyos. Son este tipo de razones por las que la Navidad pasa de ser un momento del año en el que reina la alegría a uno en el que se finge. En realidad, este hecho lleva sucediendo desde los últimos años, por ello se puede extraer como factor común la identidad de cada año respecto del anterior, siendo años nuevos, pero, vidas idénticas.
Todo lo q escribió es cierto
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